Además de los riesgos externos, la economía mexicana enfrenta riesgos internos derivados de su lento crecimiento, que se reflejan en un deterioro del capital humano y en los limitados ingresos en las finanzas públicas. La Auditoría Superior de la Federación (ASF) advirtió que las finanzas del país tendrán grandes retos en los próximos años.
El primero de ellos es el resultado del cambio en la estructura de la población, lo cual implicará un doble desafío. Por una parte, conllevará a que en el corto plazo se deba satisfacer la demanda de empleo, educación y vivienda de la población joven, pero a partir del 2020 se tienen que atender las necesidades de la población mayor de 65 año, relacionadas con los servicios de salud, pensiones y jubilaciones.
En este último caso el problema ya es acuciante y tenderá a niveles críticos en el futuro si no se le da tratamiento adecuado. Para la ASF la insuficiencia de fondos de pensiones y jubilaciones es un asunto de prioridad nacional, debido a que, por una parte, vulnera la capacidad financiera del Estado y, por otra, exige cumplir con los derechos de los trabajadores.
Otro riesgo son los ingresos petroleros que perdieron participación en el total de los ingresos presupuestarios, pero representan una tercera parte, con lo que se manifiesta una fuerte dependencia de estos recursos, situación que es un riesgo para las finanzas públicas, debido a la incertidumbre y volatibilidad relacionada con estos ingresos.
Los riesgos inherentes a la crisis económica internacional no se han superado, por lo que en la parte interna se deben fortalecer las finanzas públicas y racionalizar los requerimientos financieros. Esto para permitir que una mayor cantidad de recursos se destine a impulsar el crecimiento económico, el empleo y el bienestar.
La ASF detalló que entre 2007 y 2011 el Producto Interno Bruto (PIB) del país avanzó 1.6% en promedio por año, lo que fue insuficiente para las necesidades de generación de empleo, ya que en el mismo lapso la Población Económicamente Activa (PEA) aumentó en casi 900 mil, y en los siguientes 12 años alcanzará una cifra histórica.
Un factor de riesgo adicional es la deuda pública, ya que si bien representó 47.5% del PIB en 2011, se se incluyen otros pasivos contingentes y laborales, además de la deuda subnacional, la cifra se eleva a 77.6%, lo cual excede notablemente los niveles recomendados para los países en desarrollo. Se trata de una situación de alto riesgo, por lo que deben atenderse sus causas estructurales.
Por otra parte, el ingreso masivo de capitales a los mercados financieros en los últimos años es también un riesgo latente, debido a que una salida abrupta tendría efectos adversos sobre la economía, en particular en el tipo de cambio y en la estabilidad inflacionaria.
Un riesgo para el sistema bancario es el hecho de que algunas instituciones tienen exposiciones elevadas en los créditos que han otorgado a estados y municipios. Es así porque tres instituciones tienen concentrada en una sola entidad federativa una exposición equivalente a 100% de su capital, lo que significa una potencial vulnerabilidad del sistema bancario, en el caso de que ocurra una fuerte caída en las participaciones federales.
ASF: Las finanzas, en riesgo (Mayo - Junio 2013). Mundo ferretero, Año 15, No. 4, 24
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